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Embajador Pedro Hernández, jefe de la División de Migraciones - MINREL: “La Universidad de Santiago es un espacio rico en debate y nuevas ideas”
El Embajador Pedro Hernández fue nombrado Jefe de la División de Migraciones del Ministerio de Relaciones Exteriores recientemente. Es integrante del Centro de Estudios Migratorios (CEM) de nuestra Universidad y desde 2017 ha sido participe activo en los vínculos del organismo con instituciones como la Organización Internacional de Migraciones (OIM) y el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur). Asimismo, ha representado al CEM en la Red de Migración, Refugio y Derechos Humanos (Redlac). Cursó el Magíster en Estudios Internacionales de IDEA y desde los inicios del Diplomado en Migraciones es profesor de este.
La División de Migraciones tiene la función de coordinar el diseño y ejecución de la política del Ministerio de Relaciones Exteriores aplicada a los procesos migratorios internacionales, en coordinación con los respectivos órganos de la Administración del Estado. De igual manera tiene la función de procesar las solicitudes de permisos transitorios que autorizan el ingreso de extranjeros al país.
“Tengo un gran sentido de pertenencia con la Usach y me siento muy de la casa”, destaca y recuerda con orgullo que en los diseños preliminares de los primeros borradores de política y normativa migratoria estuvieron presentes las ideas que surgieron desde el Centro de Estudios Migratorios. “Muchas ideas fuerza que se concretan en la nueva institucionalidad migratoria se generan a partir de los cursos y diplomados que discutíamos en la Universidad. La Usach ha sido una de las tantas entidades en la cual hemos podido reflexionar desde la Academia, lo que yo llamo el “Sistema Nacional de Gestión Migratoria en Chile” y algunos elementos como “la Gobernanza Migratoria”. Esa fue una línea donde no he estado solo; he sentido la colaboración de mis colegas y estudiantes”, expresa.
La experiencia profesional del Embajador Hernández se remonta a la Comisión de Derechos Juveniles (Codeju) donde fue su fundador y Primer Secretario Ejecutivo; trabajó en la Pastoral del Exilio; en el Programa Retorno de los exiliados desde la Embajada de Chile en Buenos Aires; luego fue consultor, miembro y Jefe de Misión de la OIM en Chile. El 2006 ingresó a Cancillería desde donde participó en el Primer Diálogo de Alto Nivel sobre Migración de las Naciones Unidas; luego participó en el Foro Global sobre Migración y Desarrollo, y entre 2016-2017 es designado relator de Chile aportando desde la Conferencia Suramericana sobre Migraciones (CSM) a la elaboración del Pacto Mundial sobre Migraciones, y ha sido activo promotor del desarrollo de la Conferencia Suramericana sobre Migraciones (CSM) y del Dialogo Migratorio en el ámbito de la CELAC y de la CELAC-UE.
-Profesor, desde su experiencia, ¿cómo se puede enfrentar la situación provocada por la ola migrante en Chile?
-Los últimos datos hablan de 1 millón 400 mil personas en condición regular y unos 120 mil en condición irregular, pero pronto tendremos los datos de cierre del año 2021 y sabremos cómo se fue configurando este proceso. En los años 90 la población migrante no pasaba de las 200 mil personas. ¿Cómo se resuelve este tema?. Como lo estamos haciendo, si bien con algún grado de demora, pero con una nueva política migratoria, que surge desde la nueva ley de migraciones. Chile tiene la tremenda oportunidad de avanzar en una gobernanza integral del proceso migratorio y así se ha ido configurando pese a los temas comunicacionales, con una nueva normativa que entró en vigencia el 12 de febrero, con nueva estructura institucional, con un sistema de gestión migratoria donde hay un consejo multisectorial de política, una entidad nacional, una autoridad en el exterior y con un creciente interés de los gobiernos regionales de asumir un rol. Entre esos también, y así lo recoge la ley, está el rol de los gobiernos locales, municipales. No es menor la Declaración de Los Ángeles donde los Jefes de Estado de casi 20 países suscribieron una línea de acción donde deciden trabajar en una respuesta dentro de los ámbitos regionales de diálogo migratorio, entiéndase la Conferencia Sudamericana sobre Migraciones, la Conferencia Regional de Migraciones y el Proceso de Quito. En ese documento se pone énfasis que cualquier agenda de trabajo que se quiera formular en nuestros países tiene que ser hecho con un profundo diálogo con la comunidad local.
-¿Cuál cree usted que el rol que debe asumir la Academia y el CEM en todo este proceso?
-Un rol fundamental. Una de las cosas que este relator en el Pacto tanto de la Conferencia Sudamericana como de Chile trató de impulsar y quedó recogido en el objetivo número 1 del Pacto Mundial, es lo que se llaman los datos y la evidencia de procesos migratorios. Eso es un logro de América del Sur en consonancia con países de Europa. La Academia nos puede ayudar a leer con objetividad el tema, poner datos cualitativos, cuantitativos, relacionamiento, diseño de políticas, mejores instrumentos y formulación de líneas de acción. La Universidad es clave en la investigación y en la docencia, en la formación de agentes y actores y en la extensión. Por eso que es tan importante que una Universidad pública como la Usach tenga y haya cubierto esos tres ámbitos.
-Pareciera que los chilenos somos bastante prejuiciosos hoy en día con los migrantes, asociándolos al aumento de la delincuencia que se advierte en el país…
-Cuando estuve haciendo una visita de campo al norte el año pasado, conversé con las comunidades locales de la macrozona y había dos interrogantes que se hacían: no sabemos quiénes son y nunca nos preguntaron. ¿Qué quiero decir? No estoy haciendo cuestionamientos, sino que hay un tema que tiene que ver con la cultura de acogida o no. La tarea tal vez es cómo resolvemos eso trabajando con las comunidades locales; entender que el proceso migratorio no solo lo componen los migrantes y los gobiernos locales, sino también el que acoge, el que recibe. Chile tiene una experiencia interesante con los programas de reasentamiento de refugiados, los primeros que se hicieron con palestinos y en parte con la comunidad siria. Cuando se ha dado un trabajo de acompañamiento, dialogo, procesos de integración local, ha sido más fácil, el dialogo entre quien recibe y quien llega. Hay que considerar que en el fenómeno que vivimos hoy ha cruzado elementos que ninguno de los migratólogos vislumbró: el efecto de la pandemia. Ese es un tema que ha tensionado las agendas y algunos países tuvieron que buscar soluciones. Más allá que las autoridades tienen que tomar medidas para la paz y la seguridad ciudadana es indiscutible y obligatorio el hecho de cómo hacemos que la comunidad local sea parte del proceso y no solo sea espectador.
-Profesor, permítame preguntarle por su paso por la Usach como estudiante de postgrado, investigador y docente.
-Para mí la Universidad de Santiago fue y es un espacio de excelencia y de conversación académica para la elaboración de las primeras bases de la política, institucionalidad y sistema de gestión migratoria en el país.El dialogo sostenido con estudiantes y académicos, ya sea en el mismo Centro de Estudios Migratorios; en los cursos de extensión; en IDEA; o en el Magíster, ha sido una oportunidad de actualizar miradas con respecto a los desafíos emergentes en materia de migración y movilidad humana. No por nada en el diplomado cada año vamos reactivando y actualizamos ese diálogo, estar al día de cuáles son los temas que emergen en la agenda nacional, regional y multilateral, lo que faltaría es desarrollar más la línea prospectiva migratoria, cómo vienen los escenarios en el mediano y largo plazo, para estar preparados cuando hayan sucesos como la pandemia. Tal vez no vimos sus efectos. La Usach y sus centros donde me ha tocado ser investigador, docente o estudiante de postgrado es un espacio rico en debate, aprendizaje y elaboración de nuevas ideas, que he visto plasmadas en medidas que hoy podemos implementar. La Usach es un espacio de excelencia académica a nivel nacional e internacional, por lo tanto, es importante seguir siendo parte y fomentando el debate, especialmente en materias tan relevantes para nuestro país como es la atención, gestión y gobernanza de la migración.