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Noticia Emol, Directora ejecutiva CEM
Una creciente ola de violencia que enciende las alarmas internacionales y genera preocupación por un éxodo masivo. Lee los detalles. Según un informe de la Oficina de las Naciones Unidas para las Migraciones (OIM), más de 53.000 personas han abandonado, en el último mes, Puerto Príncipe, la capital de Haití, tras una serie de episodios violentos que azotan al país. Aunque este territorio en los últimos años ha estado bajo una crisis política, en marzo de 2024, esta aumentó y se configuró una nueva ola de violencia a manos de pandilleros armados que, incluso, desencadenó en la renuncia del primer ministro del país, Ariel Henry. Haití lleva algunos años en una profunda encrucijada política, económica y social, donde grupos violentos han desarrollado sus actividades y se han apoderado del país. Su participación y nivel delictual ya tiene un historial a su haber: el 7 de julio de 2021, un grupo de mercenarios asesinó al presidente Jovenel Moïse en las afueras de su casa en Puerto Príncipe y, hasta el momento, las autoridades desconocen quién es el responsable del delito.
Este hecho ha implicado que las bandas locales tomen cada vez más territorio del país. Actualmente, en Haití no hay presidente y desde el 2019 no se han realizado ni elecciones parlamentarias ni generales. Esta nueva ola de violencia empezó mientras el ex primer ministro, Ariel Henry, estaba en Kenia, donde firmó un acuerdo que buscaba combatir la violencia de las pandillas. ¿Cómo? Con el despliegue de una fuerza policial internacional. El acuerdo fue un detonante para las bandas del crimen, quienes exigían la renuncia de Henry y cometían actos delictivos en todo el país y su infraestructura. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), hasta el 22 de marzo, esta crisis ha dejado a más de 1.500 personas muertas y 17.000 sin hogar. En cuanto a las que se han desplazado de Puerto Príncipe, de acuerdo con la OIM, del 8 al 27 de marzo, existe el registro de 53.125 personas, y seis de cada 10 haitianos deciden irse al sur del país. Esta crisis enciende las alarmas internacionales y aumenta la preocupación por un éxodo masivo.
El Dr. Fabián Andrés Pérez, académico del departamento de Humanidades de la Universidad Andrés Bello, explica que lo que está ocurriendo en Haití tiene distintos precedentes anclados en los últimos años, sin embargo, “sorprende la acelerada descomposición estructural de las instituciones y el nivel de violencia de las últimas jornadas”, menciona. Pérez explica que este fenómeno está compuesto por dos dimensiones: El fortalecimiento de los grupos violentos y un estado “con una profunda descomposición en sus instituciones, altísimos niveles de corrupción, una creciente falta de legitimidad y adhesión hacia el gobierno del primer ministro Henry, una anomia persistente y la captura de las instituciones por parte de estas bandas criminales, mediante el tráfico de influencias, sobornos y, como hemos visto ahora, violencia”. Las eventuales consecuencias para Chile En cuanto a las repercusiones que pudiera generar en el país por un eventual éxodo masivo, el académico señala que “es difícil de asegurar”, sobre todo por los antecedentes de los últimos años. “La oleada de migrantes haitianos en la década pasada, terminó con la mayoría de ellos buscando nuevos destinos latinoamericanos y, sobre todo, mirando a Estados Unidos”, indica Pérez. A juicio del experto, “las consecuencias del terremoto de 2010, las crisis políticas y la situación humanitaria, permitieron el flujo de migrantes hacia Chile, que decreció durante el segundo mandato de Sebastián Piñera al cambiar las exigencias de ingreso de migrantes, lo que impactó en la llegada y posterior salida de ese colectivo. Es difícil que después de ese fenómeno vuelvan a considerar a Chile como un destino atractivo, sumado a la creciente desconfianza nacional y continental frente a los movimientos migratorios y el fortalecimiento de un discurso antiinmigrante con serios tintes xenófobos, que ya es un fenómeno mundial no exclusivo de ninguna región en particular”.
Por su parte, Adriana Palomera, directora ejecutiva del Centro de Estudios Migratorios de la Universidad de Santiago (USACH), señala que la violencia actual que se vive en ese país debe ser vista no solo como un problema nacional, “estos conflictos terminan provocando en primera instancia desplazamientos internos, pero también comienzan a aumentar las salidas del país y, por lo tanto, se provoca un fenómeno a nivel regional que es muy significativo. Por lo menos en América Latina, se vivió cada vez más fuerte a partir del terremoto del 2010”. Sin embargo, la experta considera que estos desplazamientos son mayormente dentro del país, por tanto, “no será una repercusión tan significativa, especialmente por la distancia que existe entre Haití y nosotros. Lo más probable es que donde primero va a repercutir con más fuerza va a ser en los países que están más cerca. Hoy día no es fácil venir en un avión y entrar a Chile, la mayoría de los que vienen de Haití lo hacen por carretera. Por otro lado, me parece que también en Chile todo el proceso que se ha producido en el último tiempo de aumento de la xenofobia, el aumento de las redes sociales y en los medios de comunicación, obviamente, que produce un impacto”, ante la llegada de nuevos migrantes.
Fuente:LITORALPRESS